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¿Qué sucede cuando finaliza el contrato de edición?


El contrato de edición puede finalizar por varios motivos, y también puede ser resuelto por algún incumplimiento de las partes o por otras circunstancias establecidas en la Ley.

Además de por las causas generales de extinción de los contratos, el contrato de edición se extingue por la terminación del plazo pactado entre las partes en el contrato de edición.

El efecto inmediato de la finalización del contrato de edición es la recuperación plena por parte del autor de todos los derechos patrimoniales que se hubieran cedido inicialmente y, por lo tanto, desde ese momento podrá volver a editar la obra por si mismo o mediante la cesión a otro editor (O al mismo editor que ha explotado la obra con anterioridad, pero mediante un nuevo contrato de edición). Recordemos que el plazo máximo de cesión de los derechos para la edición en forma de libro es de 15 años.

Lo que sucede es que en muchas ocasiones quedan todavía ejemplares del libro cuyo contrato ha finalizado en librerías o en stocks, entonces ¿Qué sucede con dichos ejemplares?

La Ley, en su artículo 70, señala que, extinguido el contrato, y salvo estipulación en contrario, el editor, dentro de los tres años siguientes y cualquiera que sea la forma de distribución convenida, podrá enajenar los ejemplares que, en su caso, posea.

Además, se da la posibilidad al autor para adquirir los ejemplares sobrantes por el 60 por 100 de su precio de venta al público o por el que se determine pericialmente, u optar por ejercer tanteo sobre el precio de venta. Dicha enajenación quedará sujeta a las condiciones establecidas en el contrato extinguido.

Lo normal es que los autores no pacten nada en el contrato sobre estas cuestiones y finalizado el contrato el editor podrá seguir vendiendo los ejemplares por esos tres años de límite. Por supuesto, tendrá que seguir efectuando las correspondientes liquidaciones al autor como si el contrato aún estuviera en vigor.

Pero en otras circunstancias el autor no desea que se sigan vendiendo los ejemplares, por ejemplo, en el caso en que vuelva a ceder los derechos a un nuevo editor y este no quiera que estén comercializándose sus nuevos ejemplares al mismo tiempo que los de la editorial anterior que, además, pueden estar siendo vendidos a un precio de saldo, con las desventajas que implican para el nuevo editor. Por eso en muchas ocasiones lo que se hace es comprar los libros en stock, aunque se permita que los ya distribuidos se puedan seguir vendiendo por un tiempo pactado.

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