Dentro de un termitero africano
Me pregunto qué hacen las hormigas
los días de lluvia
Haruki Murakami
Las termitas son unos animales asombrosos. En el mundo se han censado en torno a dos mil especies, algunas de las cuales construyen unos “edificios” de enormes dimensiones para el tamaño de sus individuos, distinguibles además por los extraordinarios mecanismos de ventilación y sostenibilidad de su hábitat. En África, estos insectos sociales levantan complejísimos termiteros para proteger a la reina y propiciar la perpetuación de la colonia. En lugares como Namibia, tales megaestructuras llegan a alcanzar alturas de ocho metros. Si el tamaño descomunal de estos montículos hechos de barro, estiércol y saliva de hormiga ya mueve a la perplejidad, la sensación se acentúa al conocer algunas de sus peculiaridades. Pues los termiteros no son sino la parte aérea de los nidos en los que viven probablemente más de un millón de individuos inmersos en un afán desbordante de trabajo y creatividad ingeniera, en un esfuerzo extremo por la supervivencia.
Desde nuestra mentalidad positivista cuesta trabajo entender que tan extraordinarias estructuras hayan surgido como fruto de una evolución “ciega”. No en vano, ingenieros y arquitectos humanos intentan aprender de las enseñanzas de estos insectos para reproducir su capacidad de preservación de un hábitat cómodo, ecológico y económico dentro de los edificios de las grandes ciudades. Porque aunque desde fuera la estructura global del termitero parece sólida, en realidad es muy porosa, trascendida por un complejo de ventilación que es una muestra suprema de eficacia, sencillez y flexibilidad. Cuando en el exterior de la sabana la temperatura oscila entre los casi 0 °C nocturnos y los más de 40 °C de los días abrasadores, los espacios internos de los nidos de termitas se mantienen constantes a unos 27 °C gracias a un sistema natural de “calefacción y aire acondicionado” que bien querrían para sí los mejores rascacielos.
La climatización de los grandes termiteros africanos parte desde el suelo y se sustenta en un modelo de convección, con cámaras excavadas en la base de la estructura de barro húmedo para enfriar el aire a la vez que, por conductos ascendentes de distinto grosor y aprovechándose del efecto Venturi (un fluido se mueve más deprisa al atravesar un tubo de menor sección), dirigir el aire caliente hacia la cima. El complejo de salida de aire lo forma una tupida red de túneles en celosía de unos 3-5 mm de anchura. Esta red se conecta con la de otros conductos más anchos que emergen al exterior en una sucesión graduada de tubos de ventilación. En la temporada de lluvias, las termitas obreras orientan el complejo de salida hacia el norte, en dirección al sol de mediodía. Cuando termina dicha temporada, bloquean los túneles. Así mantienen el interior en condiciones óptimas para cada estación.
¿Cómo funcionan estos conductos? Los investigadores han descubierto que su diseño favorece la creación de turbulencias y oscilaciones de viento que facilitan la expulsión del dióxido de carbono que desprenden las termitas al respirar y sus hongos nutricios, así como del exceso de humedad que pueda acumularse en el montículo. Esta disposición, unida a la llegada de un flujo renovado desde la base, permite alcanzar un equilibrio térmico en el interior del termitero y garantiza permanentemente la calidad del aire. Así, con una solución totalmente natural, las termitas alcanzan mejores resultados que los sesudos técnicos en las torres de ventilación concebidas por el ser humano.
Por sus cualidades intrínsecas, los grandes termiteros actúan también como un firme sostén de la biodiversidad. Se los ha llamado islas de fertilidad, pues en su entorno prosperan la flora y la fauna. Además de favorecer la infiltración del agua y la conservación de la materia orgánica en las duras condiciones de la sabana, en estas construcciones se alberga una rica comunidad de microbios que difiere de la presente tanto en el suelo circundante como en el tubo digestivo de las termitas. En algunos lugares, estos insectos fabrican un material que se usa como abono o como fuente de arcilla. A su vez, en el interior de los gigantescos termiteros africanos se crea el microclima indispensable para el cultivo de un hongo del que se nutre la vida en la colonia.
Si todo lo anterior resulta prodigioso, tanto más lo es imaginar que sucede sin nadie al mando. La reina se limita a las labores de la reproducción. Son las termitas obreras, centenares de miles de individuos afanosos, las que despliegan la sabiduría de su código genético en estrecha conexión con sus congéneres, imitándose unas a otras en una suerte de mente fractal y colectiva que tiende al equilibrio y a la autoorganización a través del efecto de un atractor extraño guiado por un lenguaje de feromonas. Del caos aparente de su configuración social surge así un orden que no deja de sorprender a los expertos y que es una fuente singular de inspiración para el aprovechamiento óptimo de la materia y la energía, esos bienes siempre tan escasos.
- Referencias:
- En la revista National Geographic puede revisarse el artículo “Arquitectura viva: las termitas inspiran los edificios del futuro” (www.nationalgeographic.com.es/medio-ambiente/arquitectura-viva-termitas-inspiran-edificios-futuro_20006). En la misma revista tiene interés asimismo el artículo “Brasil: millones de montículos creados por las termitas, 4.000 años de antigüedad” (www.nationalgeographic.com.es/naturaleza/actualidad/brasil-millones-monticulos-creados-por-termitas-4000-anos-antiguedad_13522). Sobre la relación entre los termiteros y la organización de la vegetación se aconseja el artículo del diario El País “Los enigmáticos círculos de hadas emergen en centenares de zonas áridas del planeta”, de Miguel Ángel Criado (https://elpais.com/ciencia/2023-09-25/los-enigmaticos-circulos-de-hadas-emergen-en-centenares-de-zonas-aridas-del-planeta.html). La historia de estas páginas es un extracto del artículo “Lo simple y lo complejo” publicado en la revista digital de la página web de Acta (www.acta.es/recursos/revista-digital-manuales-formativos/717-164).