Mecanos en la ciencia
Soy un artista que trabaja con legos
Nathan Sawaya
El Premio Nobel de química de 2022 recayó en los estadounidenses Barry Sharpless y Carolyn Bertozzi y en el danés Morten Medal en reconocimiento a sus trabajos como “constructores” de moléculas. De un modo más técnico, sus méritos consistieron en impulsar el desarrollo de la química clic (o click) y de la química bioortogonal, que permiten crear sistemáticamente moléculas grandes a partir de otras pequeñas. Dos años antes, la francesa Emmanuelle Charpentier y la estadounidense Jennifer Doudna, inspiradas en una idea inicial del alicantino Francis Mojica, habían recibido el mismo galardón por el método CRISPR/Cas 9, un “corta y pega” de secuencias genéticas que ha acelerado extraordinariamente los desarrollos en su especialidad.
Los expertos afirman que la química clic-bioortogonal reproduce los procesos de la naturaleza y monta moléculas como si se tratara de un puzle: una pieza por aquí, otra por allá, et voilà!, se forma una molécula. El desarrollo de nuevos materiales y de fármacos ensamblados con sustancias precursoras más pequeñas se citan entre sus ventajas. Y con un gran objetivo declarado: buscar métodos para atajar el cáncer. Por su parte, la tecnología CRISPR/Cas 9 concede un grado tal de versatilidad en el manejo de los genes que se considera enormemente prometedora como una forma de autoinmunoterapia para luchar contra diversas enfermedades… y para atajar el cáncer.
En una comparación muy burda y profana, se diría que la química clic permite unir moléculas, como si de piezas de LEGO se tratara, hasta obtener la “figurita” final. La edición genética, por su parte, actúa como un elaborado trabajo de recortables con resultados asombrosamente útiles. Así pues, los duchos en la nueva química clic construyen con piezas las moléculas químicas; los avezados en CRISPR/Cas 9 cortan, pegan e insertan genes en las cadenas de ADN. No debe sorprender que estas dos disciplinas hayan llegado con rapidez a un punto de encuentro en los talleres de manualidades de la ciencia. La combinación de ambas se emplea ya en el laboratorio: con tijeras CRISPR para cortar trozos de material genético y unir los extremos, con o sin material intermedio de relleno; con bloques modulares de LEGO-nucleótidos para diseñar nuevos formatos de moléculas biológicas.
Después de tantos siglos dividiendo la materia hasta la extenuación para ver de qué está hecho el mundo, con sus células, moléculas, átomos y partículas subatómicas, parece llegado el momento de volver a montar esos fragmentos y, a base de retales, producir monstruos frankensteinianos asesinos de cánceres.
- Referencias:
- Como referencia se propone, en National Geographic, el artículo “Premio Nobel de Química 2022 para los desarrolladores de unas ingeniosas herramientas para fabricar moléculas” (www.nationalgeographic.com.es/ciencia/premio-nobel-quimica-2022-para-desarrolladores-unas-ingeniosas-herramientas-para-fabricar-moleculas_18859). Los avatares del CRISPR pueden seguirse en numerosas fuentes de Internet. Valga de ejemplo www.rfi.fr/es/programas/salud-y-bienestar/20201015-nobel-de-qu%C3%ADmica-2020-emmanuelle-charpentier-y-jennifer-doudna-por-el-m%C3%A9todo-crispr-cas-9. Los principios de la edición genética se exponen en “El editor genético CRISPR para principiantes” (www.agenciasinc.es/Reportajes/El-editor-genetico-CRISPR-explicado-para-principiantes).