El extraño caso del gallo y la gallina
Una gallina es solo el medio por el que un huevo fabrica otro huevo
Samuel Butler
¿Samuel o Samantha? ¿Gallo o gallina? La respuesta no siempre así de prístina. Porque el ave Sam, como se le llamó para evitar equívocos, es a la vez gallina y gallo. En el lado izquierdo, el masculino, luce un plumaje claro y unos bien desarrollados músculos pectorales. En el derecho, oscuro y menos corpulento, muestra las características propias de una gallina ponedora. Nacido en una granja escocesa, el gallo-gallina Sam fue llevado al Instituto Roslin de Edimburgo, el mismo donde se clonó a la famosa oveja Dolly, para que se desentrañara su misterio. Los investigadores lo trataron como un tesoro inestimable, un caso genuino del fenómeno biológico conocido como ginandromorfismo.
La cualidad de ser a un mismo tiempo macho y hembra no es del todo extraña en la naturaleza, pues tal característica puede observarse en insectos como, por ejemplo, algunas mariposas. Más inusuales, aunque no desconocidos, son los individuos ginandromorfos de varias clases de langostas, cangrejos y otros crustáceos, así como de algunas especies de aves, como los pinzones cebra. Según los estudios científicos, el fenómeno se produce en uno de cada 10.000 pollos. A veces, no se advierte a simple vista, porque el individuo ha desarrollado un mosaico genético sin diferenciación entre los sexos. En cambio, en otras situaciones se aprecia una asimetría bilateral evidente, como en el caso de Sam, la estrella del gallinero de Edimburgo.
La mitad derecha de Samuel/Samantha tiene células y cromosomas masculinos normales; en la mitad izquierda, las células y cromosomas son de hembra. Por tanto, el animal presentaba ambos sexos bien diferenciados. Al menos anatómicamente, porque quizá en su mente no lo tuvo tan claro.
El director de las investigaciones en el Instituto Roslin resumió las conclusiones del estudio acerca del ave, congratulándose de que, al menos por ahora, no estuviera destinada a la hoguera de las monstruosidades como le hubiera sucedido en tiempos pretéritos. Aparte del comprensible interés del ejemplar para estudiar el modo en que se desarrollan las aves (y los reptiles), algunos avezados investigadores soñaban incluso con quimeras: ¿podrían instilarse células masculinas en las gallinas ponedoras para obtener animales más productivos y capaces de defenderse frente a los depredadores? Al parecer, Sam se las daba de amo del corral y se pensaba a sí mismo como macho. Al menos así se comportaba y nadie quiso convencerlo de lo opuesto. Menos aún desengañarlo con una realidad cruel ni revelarle que sus actitudes de gallo dominante estaban abocadas al fracaso más triste: el desdichado animal, tan ufano de las plumas de su lado derecho, era irremediablemente estéril y moriría sin descendencia.
- Referencias:
- En inglés puede consultarse el artículo de Janet Fang, publicado en Nature y titulado “Chicken’s Split sex identity revealed” sobre aves ginandromorfas (www.nature.com/articles/news.2010.114). La entrevista de El País a Irene Miguel Aliaga menciona y comenta el caso de Sam, mitad gallo y mitad gallina (elpais.com/ciencia/2022-06-07/irene-miguel-aliaga-genetista-que-haya-diferencias-entre-los-sexos-no-quiere-decir-que-uno-sea-mejor-y-el-otro-sea-peor.html).