Escarabajos con sombrero
La imaginación es más importante que el conocimiento
Albert Einstein
Una irresistible combinación de boñigas de vaca, escarabajos y saber astronómico le valió a Marie Dacke, Emily Baird y Eric Warrant, investigadores de la Universidad de Lund, la concesión en 2014 de un Premio Ig Nobel de biología. Este paródico galardón, cuyo juego de palabras remite a una recompensa por los descubrimientos “innobles”, se concede a los logros científicos más humorísticos de cada temporada. ¿Cómo controlar las plagas de cucarachas en un submarino? ¿En qué idioma se comunican los gatos suecos con los humanos suecos? ¿Qué ventajas aporta colocar boca abajo a los rinocerontes cuando se los traslada en helicóptero? ¿Es recomendable practicar sexo para aliviar la congestión nasal? No es esta una sarta de preguntas absurdas, sino la clave de bóveda de algunos de los sesudos trabajos de investigación que merecieron en 2021 el laurel otorgado por la revista de sátira científica Annals of Improbable Research.
En concreto, los talentos del peculiar coleóptero Anachalcos convexus, del Parque Nacional Kruger, en Sudáfrica, habían llamado la atención de Dacke y sus insignes colegas. Los incendiarios patrocinadores del Premio Ig Nobel destacaron su mérito de explicar que “cuando se pierden, los escarabajos boñigueros encuentran el camino a casa mirando la Vía Láctea”. La pregunta que inspiró a estos científicos era aún más concreta: ¿cómo consigue este insecto arrastrar su carga esférica de excremento bovino siguiendo una perfecta línea recta? El artículo que plasma sus hallazgos arranca con un clamor poético: “Cuando la luna se ausenta del cielo nocturno, persisten las estrellas como huellas visuales. No obstante, se sabe solo que las aves, las focas y los humanos utilizan los astros para su orientación. Los escarabajos peloteros africanos aprovechan el sol, la luna y los patrones de la polarización terrestre para desplazarse en línea recta cuando se alejan de la pila de estiércol […] Aquí demostraremos que los escarabajos boñigueros transportan sus bolas de excremento en trayectorias rectas bajo la luz de las estrellas, pero pierden tal capacidad con el cielo cubierto […] Este hallazgo representa la primera demostración convincente del uso del cielo estrellado para orientarse en los insectos y expone el primer uso documentado de la Vía Láctea como medio de orientación en el reino animal”. Así lo escribieron con toda su entereza.
Los infelices escarabajos de su estudio fueron objeto de múltiples torturas mentales. Bajo la luz del firmamento ficticio de un planetario al uso siguieron obstinados la ruta marcada, atentos y obedientes a los cambios de dirección impuestos por el proyector en el cielo ilusorio por el que se guiaban. Cuando se los privaba del hilo más sutil de luminosidad o veían cubierto su cuerpo crepitante por un artilugio excéntrico a modo de sombrero, indefectiblemente extraviaban el rumbo. Filmados desde arriba, en condiciones normales sus rastros en la arena jamás tenían desvío, por más obstáculos, pendientes y cuestas pronunciadas que los taimados investigadores interpusieran en su camino. Un prodigio de orientación natural puesto de manifiesto por un experimento tan audaz como jocosamente incomprendido. También un canto a la imaginación sin fin de los científicos.
- Referencias:
- La revista Improbable Research puede consultarse en Internet, en inglés, en la dirección www.improbable.com. Sobre las vicisitudes del escarabajo boñiguero de Sudáfrica puede consultarse el artículo de El País Semanal, firmado por J. M. Mulet, en la dirección web https://elpais.com/eps/2021-06-03/de-como-el-escarabajo-pelotero-consigue-hacer-rodar-las-bonigas-siempre-en-linea-recta-y-otros-prodigios.html. Esta es la idea que se desarrolla con amplitud en el artículo “Dung Beetles Use the Milky Way for Orientation” (“los escarabajos peloteros utilizan la Vía Láctea para orientarse”) www.researchgate.net/publication/235374810_Dung_Beetles_Use_the_Milky_Way_for_Orientation).