¿El mayor error de Einstein?
Quien nunca cometió un error nunca hizo un descubrimiento
Samuel Smiles
La teoría de la relatividad propuesta a principios del siglo XX por Albert Einstein ha alterado radicalmente la concepción que de la realidad física tenemos los seres humanos. Con toda la brillantez de sus argumentos, esta teoría, que se ha visto respaldada por observaciones astronómicas y de laboratorio, presentaba ya en sus orígenes algunas zonas oscuras. Una de ellas llevó a Einstein a una conclusión apresurada que, en distintos momentos de la historia posterior, ha sido tanto denostada como revivida como puntal de nuevas consideraciones teóricas: la constante cosmológica.
El origen de las dudas de Einstein es muy comprensible. De su modelo de la relatividad general y de su explicación del fenómeno de la gravitación se desprendía una conclusión que nadie entonces estaba dispuesto a admitir: el Universo debería ser un ente dinámico, por efecto de la gravedad ejercida entre los cuerpos. Sin embargo, en tiempos de Einstein ni se pensaba en esa posibilidad: el Universo “tenía que ser” forzosamente estático. Así que el sabio alemán corrigió sus ecuaciones introduciendo gratuitamente una constante que garantizaba este estatismo.
Pocos años más tarde, el estadounidense Edwin Hubble descubrió que las galaxias se alejan unas de otras, lo que sirvió de sustento al modelo de Universo en expansión (teoría del big bang) que hoy impera en la comunidad científica. Ante esta evidencia, Einstein se arrepintió públicamente de su constante cosmológica, a la que calificó del “mayor error de mi vida”.
Pero la historia da muchas vueltas. Por mucho empeño que han puesto después los científicos, no han logrado completar un modelo de Universo plenamente satisfactorio. Por resumir, faltan en el cosmos grandes cantidades de materia y energía para que pueda darse una explicación mínimamente coherente de la dinámica cósmica vista desde nuestro insignificante planeta. En los últimos años ha ganado terreno una nueva hipótesis: el Universo está realmente en expansión, pero esta expansión es de tipo acelerado, no constante. ¿Cómo se acelera? ¿Habrá acaso algún mecanismo desconocido de creación continua de materia-energía? Nadie se atreve a aventurar una hipótesis definitiva. Lo cierto es que para que las ecuaciones funcionen en este nuevo modelo es preciso introducir, otra vez, una constante cosmológica un tanto arbitraria. ¿Será este el mayor error de los cosmólogos o la vindicación definitiva de la genialidad de Einstein?
- Referencias:
- Sobre el concepto de constante cosmológica y su relación con la energía oscura puede leerse “La quintaesencia o el éter moderno”, de Juan García-Bellido, en http://www.investigacionyciencia.es/blogs/astronomia/17/posts/la-quintaesencia-o-el-ter-moderno-10313. En el apartado “Materia y energía oscuras” de su extenso artículo “El mundo después de la revolución: la física de la segunda mitad del siglo XX” (https://www.bbvaopenmind.com/articulo/el-mundo-despues-de-la-revolucion-la-fisica-de-la-segunda-mitad-del-siglo-xx/?fullscreen=true), José Manuel Sánchez Ron expone los motivos que llevaron a Einstein a introducir la constante cosmológica y sus reflexiones posteriores al conocer la expansión del Universo. Sánchez Ron, reconocido físico y escritor español, obtuvo en 2015 el Premio Nacional de Ensayo por un libro de divulgación científica publicado con este mismo título. En torno a la controvertida asociación entre la energía oscura y la constante cosmológica puede consultarse el artículo de Scientific American “Leading Dark Energy Theory Incompatible with New Measurement” (http://www.scientificamerican.com/article/dark-energy-cosmological-constant/).