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Internet y el liberalismo


Internet es como la fiebre del oro; los únicos que ganan dinero son los que venden las cazoletas
Will Hobbs

Internet como sinónimo de libertad. Tal ideología planea sobre una parte no desdeñable de la comunidad de internautas y ha alumbrado una casta de indómitos cibernavegantes. Para ellos, Internet se ha erigido en un modelo de rebeldía, un medio y un fin para su aspiración legítima de autonomía e independencia. Son sobre todo los jóvenes quienes con más denuedo abrazan esta nueva fe laica: el mundo que pone a sus pies, aun sea en una pálida versión electrónica del real, les ofrece ilimitadas posibilidades de comunicación y aprendizaje, de compañerismo y anonimato, de proselitismo pero también de ingenio y creatividad.

Internet es un trasunto de la sociedad contemporánea. Global, caótica, tecnologizada, políglota, abrumadora, plena de dinamismo y oportunidades... para los más fuertes. Porque en ella anida, no hay que olvidarlo, una nueva forma de darvinismo social donde los mejor adaptados sobreviven y acechan múltiples depredadores. Y responde también, como otras facetas de la vida social del presente, al mismo modelo liberal que impera en el mundo anglosajón desde el siglo XIX.

Surgida como un arma militar, al igual que la mayoría de los grandes inventos de la historia, Internet se universalizó antes de que las legislaciones nacionales hubieran podido ponerle cercas. Arrastró así a los territorios de destino no solo el inglés como lingua franca sino también costumbres arraigadas en su patria de origen, los Estados Unidos. Vaya un ejemplo: la exigencia de un documento personal de identidad, una práctica casi universal en el continente europeo, supondría un atentado contra los derechos civiles en un país anglosajón, análogamente, la salvaguarda de la identidad frente a las instituciones es uno de los bienes más preciados de un internauta. También la idea liberal de que siempre es mejor dejar que el “mercado” se regule solo y busque sus propias alternativas a los problemas que puedan ir surgiendo es medular en el mundo de Internet. De ahí el rechazo de las comunidades de usuarios al intervencionismo de los estados, por ejemplo, con leyes de control del comercio electrónico.

El asunto es complejo, pero la imagen de libertad que se asocia a Internet no siempre responde a una realidad demostrable. Como no podía ser menos, la visión deslumbradora de su triunfo tecnológico oculta sus sombras, que no difieren demasiado de las que proyecta el modelo en sí de la sociedad de occidente. Los sistemas liberales orientan en buena medida su evolución a través de las acciones confluentes de los grupos de presión (lobbies). Tales grupos abundan en Internet, donde nadie puede negar la fuerza de los creadores del software y de los propietarios de las líneas y equipos que hacen posible que funcione el entramado. Como la experiencia demuestra, sus intereses no siempre coinciden con los de los usuarios de sus productos. Y ello sin nombrar prácticas que, aunque reprobables, son tan corrientes como la invasión de la intimidad personal con cookies o correos no solicitados, el “dirigismo” comercial que caracteriza a los portales y los grandes buscadores web o, en un terreno todavía más resbaladizo, la capacidad de espionaje que esta tecnología pone en manos de estados o de grupos transnacionales. Ante ello, los internautas prefieren mantener su anhelo romántico, sabedores de que en Internet alienta, más que la libertad, su espejismo.

Referencias:
Como introducción puede consultarse el artículo de Wikipedia “Internet profunda” (https://es.wikipedia.org/wiki/Internet_profunda) o, en inglés, “Deep web” (https://en.wikipedia.org/wiki/Deep_web_%28search%29). Este tema centra una de las afamadas charlas TED, “Cómo la misteriosa red oscura pasa a primer plano”, impartida por el divulgador Jamie Bartlett en inglés y con subtítulos en español (https://www.ted.com/talks/jamie_bartlett_how_the_mysterious_dark_net_is_going_mainstream?language=es). Andrew L. Russell ha publicado un documentado artículo sobre los orígenes ideológicos de Internet (http://arxiv.org/ftp/cs/papers/0109/0109056.pdf). El sociólogo Manuel Castells ha publicado “La dimensión cultural de Internet” en la sección de debates de la página de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) (http://www.uoc.edu/culturaxxi/esp/articles/castells0502/castells0502.html). Evgeny Morozov ha publicado “Silicon Valley contra la socialdemocracia” en el diario El País (http://tecnologia.elpais.com/tecnologia/2015/10/22/actualidad/1445512594_025345.html). Otra lectura recomendable es el artículo de la web de la BBC “Google, Apple, Facebook y Amazon: cómo funciona el grupo GAFA y por qué cuestionan ahora su modelo de negocio” (https://www.bbc.com/mundo/noticias-48542153).

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