Tijeras para cortar la sangre
A menudo, disparo con tijeras en los ojos
Allan Dwan
Las personas con antepasados originarios del África subsahariana, el desierto saudí, la India y los países del Mediterráneo padecen con mayor frecuencia la anemia drepanocítica, también llamada de células falciformes o drepanocitosis. Esta enfermedad genética, heredada a la vez de los dos progenitores y que provoca un trastorno de la hemoglobina, se distingue por una forma semilunar característica de los glóbulos rojos, encargados de transportar la sangre por todo el organismo. Estas células sanguíneas anormales transitan con dificultad por los vasos pequeños, cuando no los obstruyen por completo, y al hacerlo son causa de dolores muy intensos, fatiga, ictericia, dificultad respiratoria y frecuencia cardiaca acelerada, además de muerte prematura. Lo singular es que esta deformación se acompaña también de una ventaja evolutiva no tanto para quienes enferman, sino para las personas que presentan el rasgo drepanocítico, heredado de uno solo de sus progenitores, y no desarrollan la enfermedad. Al parecer, este rasgo drepanocítico, muy común en África occidental (en Ghana y Nigeria afecta al 15-30% de la población, y en los grupos bamba de Uganda, hasta al 45%), confiere a sus portadores cierta resistencia frente al paludismo en la primera infancia en esas zonas endémicas del parásito inoculado por las hembras del mosquito anófeles.
Las grandes migraciones de población desde aquellas regiones, y muy en especial las perpetradas a bordo de los barcos de esclavos con destino hacia Europa y América, han llevado la drepanocitosis a zonas en las que no existe ninguna necesidad de protegerse contra la malaria. En las sociedades modernas, la anemia por células falciformes constituye un problema médico que consume recursos y merma las posibilidades vitales de los afectados pero, al mismo tiempo, ha abierto una puerta al nacimiento de nuevas opciones terapéuticas. A finales de 2023, la Administración de Alimentos y Fármacos (FDA, en inglés) de los Estados Unidos aprobó el primer tratamiento contra esta enfermedad de la sangre basado en la terapia génica y, en concreto, en una técnica revolucionaria de aparición reciente: la edición genética conocida por las siglas CRISPR, cuyo abstruso significado en la jerga anglófona es “repeticiones palindrómicas cortas agrupadas y regularmente interespaciadas”.
La historia de la tecnología CRISPR hunde sus raíces en las inhóspitas salinas de Santa Pola, en la provincia de Alicante. Allí, el investigador ilicitano Francis Mojica llevaba a cabo unas investigaciones aparentemente anodinas, dirigidas a determinar cómo era posible el desarrollo de la vida, y en particular de la arquea Haloferax mediterranei, en un ecosistema de tan extremas concentraciones de sal. De modo un tanto fortuito, encontró que el ADN de esta especie contenía unas extrañas repeticiones en su secuencia, a las que otorgó el poco intuitivo nombre de CRISPR. Al cabo determinó que aquellas reiteraciones correspondían a pequeños fragmentos de ADN de virus insertados en el ADN de la arquea que les servían como una forma natural de vacunación. La idea era sorprendente: los organismos de Haloferax mediterranei heredaban de sus progenitores, en la cadena de la vida, unos recuerdos de sus contactos previos con patógenos víricos contra los cuales desarrollaban protección. Si esos patógenos los atacaban de nuevo, eran reconocidos por su sistema inmune y, de inmediato, cercenados por una especie de tijeras moleculares que defendían a las arqueas de las invasiones.
Los trabajos de Mojica llamaron la atención de la comunidad científica y diversos equipos internacionales se lanzaron a investigar el mecanismo hereditario que, como se comprobó, estaba presente en aproximadamente la mitad de las bacterias. Casi diez años después del momento eureka del ilicitano, la francesa Emmanuelle Charpentier y la estadounidense Jennifer Doudna aprendieron a utilizar la técnica bacteriana descubierta por él para recortar y editar cualquier genoma. No había más que dirigir el sistema tecnológico al punto deseado de la secuencia de ADN y cortar y pegar, como si fuera una tirita, otro fragmento más conveniente. La ingeniería CRISPR auspició una verdadera revolución, pasó a ser herramienta común en todos los laboratorios de bioquímica del mundo y le valió a Charpentier y a Doudna, aunque no a Mojica, la concesión del Premio Nobel.
El tratamiento aprobado en 2023 por la FDA para el medicamento Casgevy que combate la drepanocitosis en menores de doce años es, sin duda, un precursor de otros muchos que utilizarán métodos CRISPR para combatir enfermedades genéticas mediante la edición del genoma y la corrección de sus defectos. También se hace posible, por ejemplo, “crisperizar” los glóbulos blancos extraídos de sangre de donantes para potenciar su capacidad de atacar a las células cancerosas o combatir afecciones autoinmunes como el lupus. A las primeras herramientas CRISPR que actuaban a modo de tijeras genéticas se suma hoy una segunda generación perfeccionada, los editores de bases, que se asemeja más al lápiz con su típica goma en su otro extremo para borrar y reescribir letras del ADN individuales. Con este enfoque, Alyssa, una británica de trece años, pudo afrontar con éxito la agresiva leucemia que padecía. En las salinas de Santa Pola se guardaba un tesoro, una auténtica caja de Pandora de rostro benevolente que Francis Mojica logró desenterrar y que legiones de investigadores emplean día a día para transformar el mundo de la medicina.
- Referencias:
- La OMS ha publicado informes sobre la anemia drepanocítica, como el que puede consultarse en https://apps.who.int/gb/ebwha/pdf_files/WHA59/A59_9-sp.pdf. La historia de la niña Alyssa ha sido recogida, por ejemplo, en El País (https://elpais.com/ciencia/2023-12-17/nace-la-medicina-crispr-con-la-promesa-de-salvar-millones-de-vidas.html). Francis Mojica ha hablado de su trabajo científico en numerosos ámbitos y entrevistas, como la que puede consultarse en el diario El Correo (www.elcorreo.com/xlsemanal/personajes/pionero-edicion-genetica-francis-mojica.html). Los principios de la edición genética se exponen en “El editor genético CRISPR para principiantes” (www.agenciasinc.es/Reportajes/El-editor-genetico-CRISPR-explicado-para-principiantes).